
Los legionarios eran capaces de soportar largas campañas de guerra y “magnis itineribus” (marchas forzadas) sin fin, con una resistencia increíble a la fatiga. La ración diaria de los legionarios consistía en un 78% de carbohidratos, provenientes principalmente del trigo y la cebada. Esta dieta tenía la ventaja de proveer carbohidratos de absorción lenta, que proveen altos niveles de energía y son de fácil digestión. También proveía buena cantidad de fibra en el instestino, y podía restaurar las reservas de energía en el organismo (Fornaris and Aubert, 1998; Lemon et al., 1992).
Los mejores luchadores del mundo antiguo eran esencialmente vegetarianos.
La necesidad de proteínas de los deportistas que entrenan con pesas es mayor que la de los individuos sedentarios (Limón et al., 1992). Sin embargo, el Instituto de Medicina concluyó que la evidencia de una mayor necesidad de los individuos físicamente activos no era convincente, y sugirió que el consumo diario recomendado de 0,8 g de proteína por kilogramo de peso corporal por día era apropiado para los adultos sanos que hacen pesas o ejercicios de resistencia (Washington, 2002).
FUENTE: http://www.uva.org.ar/gladiadoresveg.html
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